miércoles, 1 de febrero de 2012

LA MOCHILA Y LA PERINOLA

Alimentos, medicinas, vestimentas, impuestos, servicios, alquileres, se elevan en forma injustificada, repentina, brutal, interminable.


El primer convenio colectivo de trabajo 2012 mejorará los haberes de los aceiteros en un 24 por ciento (un peón arrancará así con 6.200 pesos mensuales).


Seguramente el porcentaje se repetirá en todos los gremios.


Esto nos posibilita olfatear la inflación 2012 (el gobierno plantea el 18 por ciento).


Ahora, ¿cómo harán para levantar esta pesadísima mochila los nuevos pobres, los jubilados, los empleados (inscriptos o no) que ni llegan a fin de mes, los ex trabajadores de 45 años sin posibilidad de reinserción en el mercado laboral o los jóvenes desocupados que buscan trabajo sin encontrarlo?


No olvidemos que todos estos también son argentinos, del país de la buena gente.


Al no poder levantar la mochila morirán de vergüenza, de hambre, de paros cardíacos, de insanía, de depresión, de una balacera por robo, ¿o se mantendrán con lo que puedan tirarles los parientes?


Interpreto que todos los integrantes de la cadena nacional son responsables por las alzas de precios.


Productores y fabricantes, empresarios y sindicalistas, intermediarios y vendedores, gobierno y oposición, financistas y capitales que fugan.


Todos guardan algo en la manga. No se ponen el sayo aunque les quepa.


Compran en pesos, venden en dólares.


Fármacos que cuestan 500 pesos por caja.


Servicios domiciliarios de plomería, sanitarios, gas o eléctricos que facturan 300 pesos por tarea.


Destacados médicos que no atienden obras sociales cobran aranceles de 300 o 350 pesos por consultas de 20 minutos. Inaudito.


Fabricantes de vestimentas, jeans, calzado, zapatillas que elaboran todo en lugares desconocidos pagando menos, ganando más, escapándose de la obligación tributaria.


Comerciantes que no se conforman con menos de un 15 o 20 por ciento de utilidad líquida.


El gobierno que obtiene un generoso 21 por ciento sobre las ventas, desde caramelos hasta un camión de 350 HP.


Es el juego de una perinola que solamente tiene dos leyendas:


"toma todo" o "todos ponen".


Imaginen quiénes saldrán favorecidos con el "toma todo" y quiénes se perjudicarán con el "todos ponen", aunque no les quede nada para poner.


Rubén Mario Baremberg,